En septiembre de 2009, los FAW desaparecieron inesperadamente, dejando a la deriva a miles de propietarios que se vieron solos, sin una refacción y las concesionarias improvisadas se esfumaron.
El primer día de septiembre de 2009, Ricardo Salinas Pliego desapareció de México la marca china de autos Faw, entre quejas de consumidores por la falta de refacciones y la baja calidad de los vehículos. Menos de una semana fue suficiente para que desaparecieran del piso de ventas de las tiendas Elektra los modelos F1, F4 y F5 de la marca oriental, cuyo mal ensamble, baja calidad de componentes, aunado a la falta de refacciones y la ola de quejas por fallas constantes derivaron en una caída en las ventas, que al inicio de la comercialización lucieron prometedoras.
Negocio Fallido
De acuerdo con información de Grupo Salinas, el proyecto era producir hasta 150 mil unidades al año y tener la capacidad de exportar a Estados Unidos. El entonces presidente Felipe Calderón participó en la colocación de la primera piedra del Complejo Zinapécuaro, donde sería construida la planta de FAW-Grupo Salinas Motors en México
El financiamiento de las unidades fue a través de Banco Azteca, e incluía un seguro de hasta 5 años y mantenimiento con talleres por todo el territorio nacional, mismos que nunca se construyeron.
El objetivo de la empresa del Tío Richie era ofertar autos chinos a bajo costo a los 10 millones de clientes de Banco Azteca, “ya que 80 por ciento de ellos no tiene un automóvil”, aseguró en aquella ocasión Javier Sarro, director de Grupo Salinas Motors.
Tras lanzar la oferta, esta compañía vendió alrededor de 5 mil unidades durante el primer año, es decir, de 2008 a 2009, cuando se canceló su venta.
Aunado al inicio lento, la crisis económica de 2009 tiró la compra de los autos en mercados internacionales. Ya para septiembre de 2009, los FAW desaparecieron inesperadamente, dejando a la deriva a miles de propietarios que se vieron solos, sin una refacción y las concesionarias improvisadas se esfumaron.