Radicales Libres || Anibal M. Silva
La estafa electoral es históricamente descarada.
El presidente haciendo proselitismo, usando recursos del Gobierno para financiar campañas.
La compra descarada de votos el día de la elección.
El embarazo de urnas.
El accionar de gobernadores afines, incluso de oposición, para salirse con la suya.
Un esquirol, que fue traicionado por su mismo partido.
Paquetes electorales perdidos,
Una elección intervenida por criminales,
Todo esto en la impunidad, mientras los medios callan y sólo unas cuantas voces denunciamos las irregularidades con pruebas contundentes.
Se robaron la presidencia y no hay que tener miedo de decirlo.
Jiribilla
Todo esto pasó en 2006.
En 2024 fue una paliza para el PAN, pero sobre todo para el PRI y el PRD. Este último perdió hasta el registro, si, existen irregularidades, pero la diferencia e abismal. La legitimidad de la voluntad popular no está en duda, como tampoco la actuación del INE, a llorar a la llorería.